Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la actual pandemia de COVID19 ha afectado de manera desproporcionada a la población adulta mayor. Ha resaltado las necesidades y las vulnerabilidades que tienen las personas mayores con respecto al derecho a la salud y protección social, así como también ha expuesto la centralidad de las políticas públicas en todos sus niveles para garantizar sus derechos. Más allá de los impactos psicosociales que tuvo la pandemia sobre la calidad de vida de la población mayor, la coyuntura actual representa una nueva oportunidad para brindar un abordaje diferente e intervenciones adecuadas a las personas mayores que consideren la diversidad de estados funcionales y características de salud de esta población. En la Argentina el proceso de envejecimiento de la población ha avanzado de manera sostenida durante el siglo XX, siendo uno de los países más envejecidos de la región. Dicho proceso se ha expresado con desigual intensidad en los distintos distritos locales. En este con texto, los datos presentados en este informe permiten identificar una temática insoslayable: el crecimiento de la población adulta mayor en la ciudad de Rosario. Las proyecciones sobre la población de 65 años y más para la superior ciudad arrojan un valor al 17% para el año 2015; una cifra superior al total nacional. L as figuras 1, 2 y 3 del informe presentado confirman las características centrales del proceso de envejecimiento a nivel local: en primer lugar, la pirámide poblacional muestra la feminización del proceso. La composición de la población adulta mayor es, en su mayoría, femenina alcanzando más del 55% de las personas de 60 años y más. Por su parte, los varones que conforman el grupo etario en cuestión superan apenas el 44% del total. En tal sentido, si se analiza la evolución de la participación femenina desagregada por grupo de edad se advierte que, a medida que la edad avanza, las mujeres incrementan su participación relativa en cada franja etaria.