¿Qué aprendimos del proceso de innovación de trece proyectos de desarrollo?

diagrama de innovación

Estas son una serie de premisas que aprendimos – al mismo tiempo que desaprendimos otras – durante el desarrollo de la publicación Cómo innovar en proyectos de desarrollo: 13 casos de éxito en LatinoaméricaEste compendio de historias analiza los componentes innovadores de proyectos del BID, en Colombia, Perú, Bolivia y Ecuador. El espectro de estas intervenciones es amplio y diverso, desde megaproyectos como el teleférico de La Paz, Bolivia y el metro de Quito, Ecuador, hasta como un algoritmo detecta anemia en niños sin utilizar muestras de sangre desarrollado en Perú — y mucho entre medio.

En el proceso de construcción de las historias y durante las entrevistas in situ que se hicieron con los socios externos, nos dimos cuenta de que cada caso revelaba interesantes e inesperados conocimientos. Esto nos inspiró a desarrollar esta guía de innovación con 10 lecciones aprendidas que describe los aciertos y errores que conllevan estos procesos. Algunos de estos aprendizajes eran más evidentes que otros, pero en términos generales, todos muy valiosos para distintos proyectos y contextos. A continuación, destacamos cinco lecciones que consideramos más relevantes en el ámbito operativo:

Acierto: Convertir a los “beneficiarios” en “protagonistas”

Los sectores impactados por un proyecto de desarrollo deben participar activamente en su diseño. El primer paso es identificar y escuchar a las comunidades y grupos involucrados con la meta de que se conviertan en protagonistas de la solución del problema y no sólo en testigos pasivos. Al contar con una participación de estos grupos a lo largo de la vida del proyecto, aumenta el compromiso y la apropiación en la ejecución del proyecto. Las personas conocen sus necesidades porque las padecen, a diferencia de quien solo las ha estudiado desde un computador o de quien hace una rápida visita de campo. Esto permite identificar ciertos detalles y elementos clave de las problemáticas que viven y que no emergen a simple vista.

Error: Entender la innovación como un lujo y no como una oportunidad para generar valor

Un error común es pensar que la innovación es un gasto o “lujo” que pueden hacer los países con mayores recursos. De hecho, debe verse como una inversión que deben hacer los países en desarrollo para reducir brechas y resolver desafíos económicos y sociales. Sería un error pensar que soluciones de vanguardia se hacen únicamente para estar a la moda o para poner una tecnología en el radar de los medios – de hacerlo así, probablemente se tendría una herramienta novedosa, pero poco útil. Tampoco es un lujo. Al contrario, descartar los desarrollos que se resaltan en los casos del compendio, como instrumentos de crecimiento y bienestar es un riesgo que los países de América Latina y el Caribe no se pueden dar.

Acierto: Generar espacios que incentiven salirse del molde

Las organizaciones interesadas en innovar deben invertir, sobre todo, en su gente. Cambiar la mentalidad —para pensar y hacer diferente— requiere formación y acompañamiento. Los equipos con la misión de innovar necesitan de ambientes que los estimulen, procesos, información e interacciones que sobrepasan estructuras y posiciones jerárquicas. La innovación requiere de probar e iterar ideas nuevas; para ello, los incentivos deben estar muy claros para quienes lo están haciendo. Se necesita un marco de acción distinto, con algunas libertades y flexibilidades que los esquemas ya consolidados no permiten.

Error: Ignorar la relevancia de la innovación no tecnológica

La innovación, como solución a un problema de desarrollo, no necesariamente pasa por adoptar una nueva tecnología. Regularmente se piensa – erróneamente – que, si no implica un desarrollo tecnológico de punta como la inteligencia artificial o blockchain, no es innovación. Las historias de los proyectos en este compendio demuestran lo contrario. Un cambio en la manera como en que se gestiona un proyecto, un uso diferente de prácticas o soluciones ya establecidas o juntar actores que se creía que no tenían nada en común, también son valiosas innovaciones que a veces pasan desapercibidas.

Acierto: Documentar y socializar las lecciones

Identificar, analizar y socializar los aprendizajes es una oportunidad para que los demás no empiecen de cero y eviten obstáculos con los que otros ya tropezaron. Muchas de las innovaciones no triunfan a la primera prueba. Es necesario ir documentando todo el camino para no repetir los errores dentro del mismo proyecto y ser referencia para esfuerzos similares en el futuro. Thomas Edison, inventor norteamericano, alguna vez dijo “yo no he fallado, he encontrado 10,000 formas de cómo no hacerlo”, refiriéndose a la bombilla de luz. Acertadamente, Edison documento esas 10,000 formas de cómo no hacerlo.

Por lo tanto, existen tantos aciertos y errores en innovación como el número de intentos por innovar. Los resaltados en este blog y la lista completa descrita en el compendio, no pretende de ninguna manera ser exhaustiva, sino una extracción de lo más destacado en los 13 proyectos analizados. Hubiera sido imposible armar esta guía sin contar con las experiencias obtenidas de primera mano de los jefes de equipo del BID y las contrapartes externas. Estamos convencidos de que se innova desde el terreno, desde la experiencia práctica. Por eso, quisimos compartimos con nuestros lectores lo aprendido en el camino recorrido con esta publicación para que puedan dar un salto en la curva de aprendizaje sobre innovación.

 

Por David Zepeda, especialista de conocimiento y aprendizaje del BID y Ángela Funez, especialista líder de comunicación del BID