Mi teléfono es inteligente. ¿Y mi ciudad?

 Puente entre Paradise Island y Nassau, en Bahamas. BID

Dar respuesta a las necesidades básicas y aprovechar las nuevas tecnologías para convertir las urbes en ciudades inteligentes es un gran reto para los gobiernos // Por Mildred Rivera y Mauricio Bouskela** para El País.com

Las ciudades de América Latina y el Caribe han sido protagonistas de uno de los procesos de crecimiento demográfico más significativos del planeta, con grandes consecuencias para la sostenibilidad, la calidad de vida y la competitividad de esta región. Urbes como Sao Paulo o Ciudad de México muestran que la planificación estratégica permite que un rápido crecimiento no deteriore el bienestar de sus ciudadanos. Una planificación adecuada permite solucionar los problemas de movilidad urbana, saneamiento, suministro de agua potable, contaminación ambiental, seguridad, salud y educación. Pero además de planificación, hay que utilizar todos los avances tecnológicos para que las ciudades sean mejores lugares para vivir y se conviertan en inteligentes donde los ciudadanos encuentren respuestas satisfactorias a sus necesidades.

Para los autores de La ruta hacia las smart cities: migrando de una gestión tradicional a la ciudad inteligente, una reciente publicación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), una urbe inteligente es aquella que coloca a las personas en el centro del desarrollo, incorpora tecnologías de la información y la comunicación en la gestión urbana y usa estos elementos para estimular la formación de un gobierno eficiente. Ciudades de estas características promueven un desarrollo integrado y sostenible, y se convierten en más innovadoras, competitivas, resilientes y atractivas, mejorando así la vida de quienes las habitan.

América Latina y el Caribe es la segunda región del mundo con el mayor número de habitantes residiendo en ciudades, con un 80%

Alcanzar el ideal de una ciudad inteligente es un proceso que requiere de gran capacidad de liderazgo y visión a largo plazo. En América Latina y el Caribe —segunda región del mundo con el mayor número de habitantes residiendo en ciudades, con un 80%— se han dado pasos importantes en la planificación de ciudades inteligentes en países como Colombia, Brasil, Bahamas y México, entre otros. En el caso de la ciudad de Medellín en Colombia, por ejemplo, el Sistema Inteligente de Movilidad generó un ahorro del orden de 20 millones de dólares en los costes socioeconómicos como consecuencia de un menor número de accidentes de tráfico.

La ciudad de Nassau, en las Bahamas, es otro caso exitoso de soluciones inteligentes. En 2012 la ciudad no facturaba un 58% del consumo de agua debido principalmente a filtraciones y fugas en la infraestructura, y también, en menor escala, a robos y errores de medición. Se invirtió en un plan de contención de pérdidas físicas, utilizando tecnologías diversas para la reparación y sustitución de tuberías, el control activo de fugas, la gestión de la presión, la micromedición avanzada y la lucha contra el fraude. Con este sistema de monitoreo y control se redujo en dos años el volumen de pérdidas de agua no facturada a un 29%.

Cada ciudad tiene que hacer frente sus propios retos y no existe una única fórmula mágica que convierta en inteligentes a las ciudades, pero estas sí comparten cuatro características básicas que pueden marcar la hoja de ruta para aquellas que se encuentran en proceso de transformación. Las ciudades inteligentes son:

  • Sostenibles: usan la tecnología digital para reducir costos y optimizar el consumo de recursos, de modo que su actual administración no comprometa el uso por parte de las generaciones futuras.
  • Inclusivas y transparentes: crean y promueven canales de comunicación directos con los ciudadanos, operan con datos abiertos y permiten hacer seguimiento de sus finanzas.
  • Capaces de generar riqueza: ofrecen infraestructura adecuada para la generación de empleos de alta calidad, con énfasis en la innovación, lo que aumenta la competitividad y el crecimiento de los negocios.
  • Acogedoras para los ciudadanos: usan tecnología digital para dar acceso rápido a servicios públicos más eficientes.

América Latina y el Caribe tiene una oportunidad única de construir un nuevo modelo de urbanización donde gobiernos, sociedad civil y sector privado hagan uso de la tecnología para forjar ciudades que mejoren la calidad de vida de sus ciudadanos. En una era en la que todo es inteligente, desde el teléfono móvil al electrodoméstico más sencillo, los dirigentes políticos han de demostrar más que nunca que poseen esa cualidad para adaptar las ciudades a los nuevos tiempos.

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** Mildred Rivera es especialista de Comunicación de la División de Manejo de las Comunicaciones en la Oficina de Relaciones Externas del BID y Mauricio Bouskela es especialista senior de la División de Vivienda y Desarrollo Urbano del Sector de Cambio Climático y Desarrollo Sostenible del BID. Más información sobre la estrategia y visión del BID en Ciudades Inteligentes, en esta publicación.