DÍA DE LA TIERRA 2022: UN MAR DE PLÁSTICOS, UN OCÉANO DE LÁGRIMAS

Tortuga nadando en el fondo del océano con botellas de plástico

Un año más conmemoraremos el Día de la Tierra el 22 de abril. Como de costumbre, los medios nacionales e internacionales se afanarán por publicar miles de artículos para recordarnos que este planeta es el único hogar que tenemos. El principal mensaje será: “Si no tomamos medidas pronto, la vida tal como la conocemos desaparecerá”.

Para muchos, se trata de una exageración. Para otros, una sensación de profunda tristeza, ya que debemos postergar lo trascendental a causa de un huracán de crisis agravadas por el COVID-19. En cambio, si persistimos en recapacitar, concientizar y actuar, tal vez podamos revertir lo que la comunidad científica nos viene advirtiendo desde hace décadas. Ojalá que este blog sea una pequeña contribución a esta causa.

La modernidad hecha de material plástico

Los plásticos son parte esencial de la vida moderna, aunque resulten dañinos para nuestro planeta. Desde su masiva introducción a mediados del siglo pasado, su producción y utilización no cesa de aumentar. Los procesos de disposición y eliminación, sin embargo, no están a la par para contrarrestar su severo impacto ambiental. Se estima que en los últimos 20 años se produjeron más la mitad de los plásticos existentes en el mundo. Más aún, sus deshechos en el mar podrían triplicarse en el 2040. Una de las principales dificultades es que menos del 10% son reciclables y más del 40% se utiliza sólo una vez. Por ello, los encontramos por doquier, especialmente en cinco grandes manchas oceánicas generadas por los remolinos o gyres de las corrientes marinas.

mancha de basura en el océano

La súper mancha del Pacífico norte

¿Sabían que existe una especie de isla gigantesca de plásticos flotantes llamada la gran mancha de basura del Océano Pacífico? Algunos investigadores estiman que podría cubrir una extensión entre 400.000 Km2 (el tamaño de Paraguay) y 2.000.000 km2 (casi como México). Otros especulan que incluso podría ser más grande que Brasil; algo inimaginable. Aunque es difícil establecer sus dimensiones exactas ya que no posee una superficie firme con límites definidos, esta inmensa “sopa plástica” es una consecuencia de la contaminación producida por la industria petroquímica y los desperdicios urbanos que terminan en el océano. Al descomponerse por la acción del sol y el mar, el plástico comienza a desintegrarse en partículas, o en micro y nano plásticos,los cuales ingresan en la cadena alimenticia al ser confundidos por comida por las especies marinas más pequeñas, contaminando lo que ingerimos y poniendo en peligro a todos los seres vivientes.

¿Cómo se formó esta increíble mancha en el océano?

Un grupo de científicos que estudiaban las corrientes oceánicas en Alaska a finales de los 1980, observaron diversas concentraciones de basura plástica junto a otros residuos, en particular alrededor de redes y material de pesca flotante abandonado. Uno de los primeros testigos fue el capitán Charles Moore, quien a su regreso de una regata en 1997 se encontró con una extensión de plásticos desechados tan grande que tardó una semana para atravesarla.

Esta supuesta “isla de basura sintética” se fue formando por los efectos de las corrientes superficiales del Pacífico las cuales, al moverse en el sentido de las agujas del reloj, crean un remolino o vórtice conformado por una zona de agua calma en su centro. Se presume que el 80% del plástico que encontramos en el mar proviene de fuentes terrestres, no sólo de las playas y las desembocaduras de los ríos, sino también de las aceras y los vertederos de las ciudades a través del sistema de alcantarillado. Como la mayoría del plástico tiene menor densidad que el agua, es decir, puede moverse flotando a largas distancias, éste se acumula en un área en medio del vórtice oceánico septentrional denominada zona de convergencia.

Y la contaminación no para de aumentar…

Aunque cada vez existen mejores reportes sobre el impacto de los plásticos en los océanos, sabemos con certeza lo que impulsa su incremento exponencial: el crecimiento demográfico global, el proceso de urbanización acelerado sin un manejo adecuado de los residuos y la elaboración masiva de plásticos de baja calidad. Su producción, uso per cápita y polución generalizada está aumentando en todo el mundo, sobre todo en los países de desarrollo medio, incluida nuestra región, debido a un manejo ineficiente de los sistemas de gestión de residuos sólidos, especialmente en las áreas urbanas. Además, el plástico barato posee poco valor económico, lo que inviabiliza su reciclaje y se acumula al exceso existente descartado en el mar, generando un modelo de producción industrial pernicioso.

Según estudios realizados por la Pew Charitable Trusts, se calcula que casi 13 millones de toneladas métricas de plástico entran en el océano cada año, amenazando la vida marina y contaminando las áreas costeras. Esto equivale a un camión de basura que tira sus desechos en el mar por minuto. A esta grave situación se añade que, en la actualidad, existen 2.000 millones de personas, o sea, el 25% de la población mundial, sin acceso a sistemas adecuados de recolección de basura, cifra que se duplicará en el 2040.

Estamos en un punto de no retorno

El problema de la contaminación de los plásticos es muy complejo y no tiene una única solución, ya que se encuentra íntimamente entrelazado a gran parte de los desafíos ambientales que hoy enfrentamos. Aunque existen iniciativas encomendables, tanto públicas como privadas, el éxito de este monumental esfuerzo deberá ser mancomunado y, fundamentalmente, creativo.

Tal como lo expresó con contundencia David Attenborough en la COP26: “es esencial una nueva revolución industrial apuntalada por millones de innovaciones sostenibles” para salvar a nuestro planeta. Ante estas circunstancias, la industria petroquímica deberá reinventarse. Además, será necesario aprovechar mejor los materiales en desuso a través de la economía circular en las ciudades, especialmente en América Latina y el Caribe, junto a actividades regulares de concientización para evitar lo que en inglés se denomina “throwaway living”.

Aunque existen aún muchos incrédulos, estamos frente a un punto de no retorno. Si no actuamos, no cabe duda de que nuestros mares se convertirán en océanos de lágrimas.

April 22, 2022 por Alejandro López Lamia - Editor: Daniel Peciña-Lopez . Blog BID